Tras muchos planes de escasa ambición, subvenciones puntuales para cambios de ventanas o ascensores y ausencia de una estrategia clara al respecto, la rehabilitación empieza a ser entendida al fin de una forma integral. Y lo hace con el impulso decisivo de la sostenibilidad y de la eficiencia energética, plasmada en nuevas normativas y cada vez más instalada en la conciencia del usuario. La mala noticia es la nota común en estos días: la crisis y los escasos recursos presupuestarios, que unidos a la ausencia de una estrategia común y decidida limitan este tipo de políticas.
Según el último informe del taller sectorial sobre la rehabilitación energética y el autoconsumo, emitido por WWF, el 53% de los 26 millones de viviendas que forman el parque español fueron construidas antes de 1979, año en el que fue publicada la primera normativa de eficiencia energética en la construcción de edificios, el RD 2429/2979. En dicho taller, en el que participaron 37 expertos procedentes de todas las áreas que entran en juego en la rehabilitación energética, se analizaron los obstáculos que limitan la renovación del parque de viviendas para hacerlas más eficientes. Esto supone que aún hay un enorme campo de actuación para la rehabilitación desde un punto de vista no solo energético, sino estructural, con 12 millones de viviendas con una antigüedad superior a los 35 años. La rehabilitación energética se hace especialmente necesaria cuando, según destaca el informe, el sector de la vivienda en España concentra el 17% del consumo energético total del país y dada la fuerte dependencia energética que tiene del exterior (un 80%).
En el año 2012 WWF publicaba el informe Potencial de ahorro energético y de reducción de las emisiones de CO2 del parque residencial existente en España 2020. En dicho informe se destaca que la rehabilitación energética de 400.000 viviendas al año no solo impediría la emisión de 8 millones de toneladas de CO2 al año, sino que generaría 150.000 empleos hasta el año 2020.
En el taller organizado por WWF se identificaron 17 barreras que impiden el impulso del sector de la rehabilitación energética en España, repartidas a distintos niveles, desde la administración pública hasta el sector de la construcción, pasando por el sector energético y la misma sociedad española. Uno de los principales problemas, destacados en las conclusiones del taller, hace referencia a la falta de coordinación por parte de la administración pública, con los ministerios que tienen competencias en el sector (Fomento por un lado, Industria, Energía y Turismo por otro y en tercer lugar Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente) legislando en ocasiones de forma contradictoria.